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BLOG - CASPA DE OZONO

jueves, 27 de septiembre de 2007

Fuiste bella

Hay dos tipos de hombre: los que cavan y los que llevan slips de algodón. Que yo soy de estos últimos es ampliamente conocido pero lo que mucha gente ignora o con suerte ha olvidado es que hubo un pasado, un pasado de acero con una historia que Vomitón me ha recordado en su último comentario...

Corría el año 97 y los dioses del metal estaban conmigo, a lo que yo les correspondía manteniendo una de las mejores melenas de todos los noventa. Por aquellos entonces ya desayunaba pan de lembas e iba al instituto en dragón. En una ocasión, de camino hacia mi favorito y único centro docente, pasé como cada mañana por las calles industriales de Poblenou (Stonecold). Que sorpresa que después de una fábrica al transcurrir unos metros mis oídos se toparan con un "guapaaa" con una de las voces mas desagradables que jamás haya escuchado. Cabe decir que al tipo se le puso la cara blanca cuando me giré con cara de incredulidad y vió un principio de barba mal afeitada.


Días o meses más tarde, vióseme yo en una discoteca de mala muerte lanzando la mejor de mis miradas a un par de chicas que iban juntas y con especial énfasis en la más vistosa. Mi don por el cortejo no surgía efecto y me estaba empezando a preocupar. Por fin nos aventuramos a entrar cuando acababa la sesión . Llegado el momento en que ya teníamos confianza con ellas yo no pude evitar preguntar por qué no habían caído rendidas a mis encantos. Cuál fué mi sorpresa cuando ruborizada una de ellas me confesó: "Perdona, te habíamos confundido con una chica que conocemos y que se llama Angela". Lo peor de todo es que lo escucharon hasta cuatro compañeros de instituto y a la mañana siguiente era el rumor más extendido en todas las aulas.

Por si no fuese poco el cachondeo en la high school, mi don por los parecidos razonables se hizo patente con un duro adversario. Al demostrarle que su semejanza con Cory de "Yo y el mundo" era envidiable, él me obsequió, aprovechando mis últimas 'aventuras', con una dura réplica: Topanga.

La del medio.

Por más veces que me hubiesen confundido con una mujer no me habría cortado la cabellera. Y es que estimados lectores, si ya era duro ser un representante del metal en el siglo pasado, no me puedo ni imaginar como ha de ser hoy en día. Por eso y aunque ya no queden doncellas, quiero mostrar mi mayor respeto hacia nuestros caballeros del siglo XXI. Como me dijo una vez un anterior compañero de trabajo: "Una vez el metal haya corrido por tus venas jamás se marchará". Ahí queda.