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BLOG - CASPA DE OZONO

jueves, 15 de mayo de 2008

Ponys, por Azul Oscuro Casi Blanco

Pese a ser pony me pasé parte de mi vida siendo caballo. O yegua. Ya no lo recuerdo. Fui concebido en una gran juerga con caballos pasados de hierba. Hasta el día de mi nacimiento nadie podía asegurar si saldría blanco, gris, marrón o negro. De aquella noche sólo recuerdo el olor a alcohol de un redneck poco agraciado físicamente y los gritos de la puta de su mujer enorgulleciéndose de haber agarrado la polla unos meses atrás a mis cuatro posibles padres. Quién sabe si aún hacía visitas nocturnas al establo. Zorra. La lotería genética se había jugado y desgraciadamente me tocó perder. Potrillo con bigote. Único en todo Utah. En el siglo XXII acostumbran a poner punteros láser en las herraduras para señalar el tipo de caballo que eres. A mi me las tuvieron que cambiar a los 2 años cuando vieron que no iba ser un galán de crin larga. Embusteros. Ahora tenía las luces más horribles que se podían tener. En lugar de láser se asemejaban a dos bombillas rojas de club de alterne barato. Tengo que reconocer que me dejaban una sombra intrigante pero les faltaba style. Toda mi puta vida viendo películas del oeste, con esos caballos esbeltos y esas estupendas yeguas para ser montadas con esas nalgas y el pelo siempre estupendo. Dios, me pongo súperpony sólo con pensarlo. Me llevé la noticia y la tarjetita de pajero en forma de pera roja de cuarenta vatios. Era el puto pony con bigote más amargado al oeste del río Michimichi-gangang.

Con tres años me convertí en el primer pony científico nuclear de la historia y mi ambición era única: meterles por el culo a los caballos la mayor cantidad posible de hidrógeno fosfatinizado o en su defecto algo de polvos pica-pica y un Ford Fiesta amarillo.

A la edad de cinco de quedé ciego por culpa de abusar de la Play Station 18 y cuando estaba a punto de suicidarme vino en mi salvación un pony tibetano-bigotudo que me enseñó a amar a todos los seres y a los Juegos Olímpicos. Después lo maté y me lo comí. Reflexioné, me di cuenta de mi error y vomité. La forma de derrocar a los caballos siempre había estado dentro de mí. I just realized que me tenía que querer a mí mismo y dejar de tener prejuicios sobre como debería ser. Era un pony y estaba orgulloso de serlo.

Ahora que era verdaderamente libre sabía cuál era el camino a emprender. Primero de todo abriría una cuenta de fotolog que me había dado cuenta que molaba mogollón. Un pony ciego siempre vende. Lo segundo, intentar pasarme por la piedra a todas las ponias que se pusiesen a tiro. Iba a ser feliz y con suerte tocaría algunas tetas. Putas.

lunes, 3 de marzo de 2008

Color, por Azul oscuro casi blanco

Segundo texto de Ceda el Paso en La rebelión de las páginas en blanco.

Yo no me veo de ningún color. De hecho ni me veo. Hubo un día en que me dijeron que el azul era mi color. Me lo creí, como tantas otras cosas. Si hubiese un nombre para un color cambiante ése sería el mío. Porque no acaba de ser divertido el hecho de levantarte de blanco para más tarde desayunar en rojo. Llevas a los niños al colegio en verde. ¡Vaya por dios! Te has dejado el almuerzo de uno de ellos. Vuelve a casa en amarillo. Llegas tarde a la oficina y con marrón a cuestas. “Hola”. Ya ha llegado la hora de comer y parece roja. “Hola, hola”. Ves el telediario y te vuelves un poco azul. “Hola, hola, hola”. Toca ir a por los niños al cole y llevarlos a clase de karate y parece que ahí ya no hay color. “HE DICHO HOLA”. ¿Qué? “No me escuchas”. ¿Quién eres? “Vayamos a hablar a otra parte”.

- Sí, éste es un buen sitio.
- ¿Que hacías en mis pensamientos?
- SOY tus pensamientos.
- Excelente, ¿qué es lo que quieres? ¿dinero?
- Idiota. ¿A quién le estabas explicando todas esas gilipolleces?
- A mí mismo, supongo. Te noto ciertamente irritado.
- …Si yo soy tus pensamientos podrás entender que me estuviesen incomodando tus películas mentales. Sabes lo que somos porque lo somos.
- Vaya, ¿y qué somos?
- Durante tu infancia te hinchaste a ver películas americanas de adolescentes y entonces te creaste a TI aún teniéndome a MI. Abriste la puerta y sin darte cuenta se te cerró en la cara. Nada, absolutamente nada, salió como querías a pesar de que yo te quería ayudar. Te volviste azul, oscuro, y cada vez más negro.
- Y que a los niños no les ha ido bien la clase. Habla con su profesor. No te entiendes con él porque es japonés…

…luego que ya no me acuerdo ni que queríamos hacer de cena. Que si encima le duele la cabeza. “Ei.”¿Tendremos hormonas los hombres? “Eres muy cansino”. ¡Calla!
“Tú mismo…” Noche de sesión de cine. Hoy nos toca Casablanca. “Bien.” Es realmente única. “Quién”. La película. “Ah. Siempre nos quedará París”. ¿Tú crees que París será de color blanco? “Quién.”

viernes, 8 de febrero de 2008

Amor, por Azul oscuro casi blanco

Primer texto de Ceda el Paso en La rebelión de las páginas en blanco.

Sucedió en un pueblo, en un tiempo. Los sastres de aquel lugar habían sido conocidos por poder confeccionar bellos trajes de Amor. Por desgracia de algunos y fortuna de muchos ya nadie deseaba ejercer el oficio de sastre. Únicamente quedaba un viejo que, ciego y con mano temblorosa, sólo se dedicaba a vender sus últimos trajes puesto que ya no podía trabajar. “Uno más y descansaré”, se decía a sí mismo. Y es que solamente quedaba un traje de Amor por vender.

Apareció un demonio que entró cautelosamente a la tienda creyendo que el sastre no lo había sentido. En silencio, empezó a bailar y a mofarse del viejo pero paró al ver el traje de Amor. Lo deseó y quiso que fuera suyo para siempre. El demonio, que demonio era, robó el último traje.

Una vez se hubo marchado, el viejo sastre se sentó en su silla. Horas más tarde entró una joven a la sastrería y se asustó al ver al viejo:

- ¡Señor, se encuentra usted muy enfermo!
- Ya no quedan más trajes, ya no quedan más trajes….

Y pronunciando estas palabras murió. Al ser preguntada por ello, la mujer aseguró que el viejo había muerto con la cara más feliz que jamás hubiera visto.

El demonio se puso el traje de Amor y vagó por las calles. Un niño lo vio y se le acercó. Tocándole el brazo con cariño miró al demonio y empezó a sonreír. Éste, perplejo, salió corriendo. Una vez hubo llegado a su casa se tranquilizó. Miró el fuego de su chimenea y quiso comprender y comprendió. Finalmente lanzó el traje al fuego.

miércoles, 30 de enero de 2008

Te estuve buscando

Hola jovenzuelos y jovenzuelas. Bienvenidos a mi humilde morada. Pasad, pasad. Pasad y tomad asiento puesto que os voy a contar una historia con la que algunos llorarán y otros reirán...

Sucedió en la Alcarria postolímpica, allá por el 1993. España estaba viviendo una de sus peores crisis económicas desde la transición y yo estaba preocupado porque no me salía bigote (hoy en día aún lo estoy). Mi hermano, persona que hoy cumple los mismos años que el número favorito de Kareem Abdul Jabaar, tenía una amiga de nombre perdido en mi memoria. Esta a su vez tenía una hermana pequeña que contaba en su haber con los mismos años que yo (¡zas,zas!). El nombre no os lo diré pero he aquí un esbozo de su persona. Era morena, guapa y sensible, y tenía todo lo que yo necesitaba a esa edad: una bicicleta.


Una mañana de agosto como otra cualquiera estaba yo en la piscina cuando la vi. Allá estaba ella, con su piel tersa y morena. Ay, y su mirada... eran los ojos negros más penetrantes que jamás haya visto. Ella nadaba alegremente de banda a banda de la piscina cuando me dispuse a actuar. Aguanté la respiración y entré al agua con valentía. Después de estar a punto de llorar por el frío que soportaba ella se acercó y me habló:

- ¡Hola!
- Hola...
- ¿Tú eres Ceda el Paso, no?
- (¿?) Eh, sí, sí.
- ¡Que bien! Nuestros hermanos se conocen.
- Sí, lo sé.

Aún era más guapa de lo que creía. Ya escuchaba mis querubines con trompetas cuando pronunció la siguiente frase:

- Oye, ¿por qué no echamos una carrera?
- ¡Venga!

El resto os lo podéis imaginar. Fuí humillantemente derrotado por la mujer a la que amaba. Por si las cosas no estaban ya lo suficientemte feas una vez más me traicionó mi orgullo:

- ¡Vaya, pues te he ganado!
- Sí pero es que yo al ser de Barcelona soy más de nadar en el mar.
- Ah, claro...

No volví a hablar con ella en todo el verano. Recuerdo como la buscaba con mi bicicleta y la miraba desde lejos. Años más tarde y en plena adolescencia nos volvimos a encontrar. Pero, ¡ay amigos! Esa es otra historia y merece ser contada en otra ocasión.

martes, 22 de enero de 2008

Una risa

La miré a los ojos y lo supe. Y entonces entristecí. Y lloré. No por ella. Ni tan siquiera por mí. Lloré por aquel hombre que acababa de morir. El que se había imaginado tantas tardes junto a ella. Al que le habían quitado los amaneceres. El que nunca vería su última lluvia acompañado por ella.

La volví a mirar. Y me alegré. Y reí. Reí por ese nuevo niño que acababa de nacer.

lunes, 21 de enero de 2008

Luz

Envidio a mi lámpara. Ni piensa en si podría dar luz o no darla. No se preocupa de que ocurrirá si se enciende o si se apaga. Si de repente se consumirá su bombilla -otra vez- o durará eternamente. Da luz o no la da. Carpe Diem.

viernes, 4 de enero de 2008

Omnipresencia

Los tres grandes descubrimientos de la humanidad:

1. El fuego
2. La rueda
3. Los órganos Hammond

Es lo que pasa cuando escuchas The Doors por la mañana, que tienes estas grandes reflexiones...