Una risa
La miré a los ojos y lo supe. Y entonces entristecí. Y lloré. No por ella. Ni tan siquiera por mí. Lloré por aquel hombre que acababa de morir. El que se había imaginado tantas tardes junto a ella. Al que le habían quitado los amaneceres. El que nunca vería su última lluvia acompañado por ella.
La volví a mirar. Y me alegré. Y reí. Reí por ese nuevo niño que acababa de nacer.
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